Merce Cunningham


Merce Cunningham había cumplido noventa años el pasado 16 de abril, y lo había celebrado de la mejor manera que sabía: con una nueva coreografía titulada “Nearly Ninety” (Casi noventa), que vio la luz en Nueva York el mismo día de su cumpleaños y que pudo verse apenas unas semanas después en Madrid. Su avanzada edad (dirigía ya los ensayos desde una silla de ruedas) no le permitió venir a España, pero el director de su compañía, Trevor Carlson, aseguraba que la misma noche del estreno ya estaba el legendario coreógrafo pensando en cuál sería su nuevo trabajo.
Pero no ha podido ser. La fundación que lleva su nombre anunció a primera hora de la tarde, “con mucha tristeza”, el fallecimiento del creador estadounidense, “que murió en paz en su domicilio la noche pasada de muerte natural”. El comunicado añadía que “Merce revolucionó las artes visuales y del escenario, no por ser meramente iconoclasta, sino para alcanzar la belleza y el asombro de explorar nuevas posibilidades”.
Merce Cunningham es uno de los pilares básicos de la historia de la danza. Enmarcado dentro de la corriente conocida como “Modern Dance”, que inauguró Martha Graham, Cunningham fue probablemente quien ofreció una visión más revolucionaria, más rupturista. “Si un bailarín baila –que no es lo mismo que tener teorías sobre la danza, o querer bailar, o tratar de reproducir en nuestro cuerpo la danza de otro-; si el bailarín baila, todo está ahí… Nuestro éxtasis en la danza proviene del posible regalo de la libertad, de ese excitante momento que nos puede dar esa exposición de la energía desnuda”. En Cunningham el cuerpo se convierte en un elemento vivo que penetra en el espacio y encuentra en él su modo de expresión. “La danza –dejó escrito- está fundada sobre el concepto de individuos que se mueven y se reúnen. No se trata de héroes, ni de emociones, ni de estados de ánimo, sino más bien de individuos”.
Su trascendenciaPero la trascendencia de Merce Cunningham va más allá de esta danza rupturista y absolutamente singular. Gracias a su encuentro en los años cuarenta con John Cage (que sería su pareja hasta la muerte del compositor, en 1992), la música se incorporó de una manera singular e independiente (Cunningham decía que la danza no necesita más que de sí misma) a sus creaciones y cobró un papel determinante en ellas. Lo mismo se puede decir de las artes plásticas (figuras como Robert Rauschenberg y Jasper Johns aportaron sus particulares visiones al universo de Cunningham), el video y las nuevas tecnologías. Sus obras, por tanto, no eran únicamente coreografías, sino la reunión en torno a él de talentos de la pintura, la arquitectura, el diseño y la música. Y todo ello en constante evolución y experimentación, como lo demuestra su ya póstuma coreografía, “Nearly Ninety”, en la que participaron Sonic Youth, John Paul Jones (Led Zeppelin), Takehisa Kosugi (autores de la música), Benedetta Tagliabue (escenografía) y Romeo Gigli (vestuario).
La era Cunningham comenzó el 5 de abril de 1944. Ese día ofreció en Nueva York su primer recital junto a John Cage. “Raíz de un desenfoque” era el significativo título de aquella pieza que bailó él solo. Tardaría nueve años en crear su propia compañía, que nació en el verano de 1953 en el Black Mountain College, en el estado de Carolina del Norte. Antes, Merce Cunningham, que había nacido el 16 de abril de 1919 en Centralia (Washington), había destacado como bailarín en la compañía de Martha Graham, de la que fue solista entre 1939 y 1945. Más de doscientas creaciones jalonan la trayectoria de Cunningham, que contó, además de los citados, con colaboradores como Isamu Noguchi, Morton Feldman o Andy Warhol. Compañías muy alejadas en principio de su manera de entender la danza han incorporado piezas suyas a su repertorio; entre ellas el Ballet de la Ópera de París, el New York City Ballet, el American Ballet Theatre, la Rambert Dance Company o el Boston Ballet.
En 1976, en el festival de Aviñón, presentó sus ”Events”, unos espectáculos integrados por fragmentos de sus obras y que, presentados fuera del escenario, en lugares no habituales para la danza, adquieren personalidad propia. En la última visita de su compañía, a principios de mayo, el Museo Reina Sofía acogió varios de estos “Events”.

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