Mamma Mia!


Acaba de arrancar en el teatro Arriaga de Bilbao -qué belleza de lugar- la gira española del musical Mamma Mia!. Durante un año las canciones de ABBA viajarán por toda España, en una prueba más de que el cuarteto sueco (que se separó, no lo olvidemos, en 1982) sigue siendo toda una garantía de éxito.
He visto Mamma Mia! más de diez veces, y cada vez estoy más convencido de que las canciones de ABBA son las velas que impulsan la travesía de este musical, pero esos temas ciertamente populares y pegadizos no podrían resistir si no tuvieran un sólido y perfectamente construido casco que otorga a la nave firmeza y estabilidad. Me refiero al libreto, escrito por Catherine Johnson. Evidentemente (lo escribí hace años) no es Shakespeare, pero es que tampoco lo pretende. Mamma Mia! quiere ser únicamente, y es lo que es, una comedia divertida, tierna, romántica... Pero la trama está hilada con una fina inteligencia. Las canciones no son un lastre (como ocurre en prácticamente todos los musicales que se han construido en torno a éxitos de cantantes o grupos) para el argumento, sino que parece que se hayan escrito expresamente para este musical (la traducción española es, en este sentido, generalmente impecable); los personajes están bien construidos, hay ingenio, buen humor, frescura, sentido dramático... Todo ello envuelto en una magnífica producción, con atractivas coreografías y un magnífico tratamiento de las canciones. Es, y así lo corroboran los millones de espectadores que han disfrutado con la función en todo el mundo desde hace diez años, un soberbio espectáculo, que pueden disfrutar incluso aquellos a quienes ABBA no convenza, y que cuenta en nuestro país con una magnífica puesta en escena.

NINA
Y no puede hablarse en España de Mamma Mia! sin referirse a Nina, que ha sido el faro (así me lo dijo Paul Garrington, encargado de velar porque se respete el montaje original) de las tres producciones españolas. Nina ha hecho de Donna, la protagonista de la obra, una auténtica creación. Quienes han trabajado con la cantante gerundense hablan maravillas de su profesionalidad, de su entrega y su seriedad; en este arranque de gira, además, Nina ha tenido que sobreponerse a delicados problemas físicos para llegar con suficiencia al estreno; su calidad está fuera de toda duda y nadie discute -gustos personales aparte- que es una cantante excepcional. En esta gira, además, ha demostrado que es una mujer de una fortaleza mental extraordinaria y digna de la más rendida admiración. La mía, desde luego, la tiene.

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