Miguel Delibes

No me resisto hoy a sumarme al recuerdo de Miguel Delibes, uno de esos personajes a los que se puede calificar de excepcional y admirable sin temor a exagerar. La memoria, caprichosa e incomprensible, me devuelve ahora con nitidez de documental la imagen de un adolescente, yo, leyendo en el silencio de la madrugada el “Diario de un emigrante”. Recuerdo con nitidez las sensaciones de aquella lectura, la avidez por avanzar en la historia de Lorenzo, la fascinación por aquellas páginas escritas con un lenguaje más rico cuanto más desnudo. No soy consciente de ello, pero estoy seguro de que en mi decisión de dedicarme al periodismo -a la escritura, en fin, porque yo lo que quería era contar historias- influyó mucho la lectura de las novelas de Miguel Delibes. A mí, que de natural tiendo al barroquismo cuando escribo, me admira la magnética reciedumbre de su español, la habilidad de Delibes para ir al grano, para contar sin dejar cabos sueltos, para crear personajes de carne y hueso, perfilados con un dibujo exacto y detallado. Vi, claro, a Lola Herrera en su descarnada interpretación de “Cinco horas con Mario”, otra de las lecturas que el subconsciente montador de la película de mi vida se empeña en conservar... De alguna manera, Delibes ha sido siempre para mí un ejemplo, aunque hasta ahora en que lo verbalizo no me había dado cuenta. Así que lo mejor que puedo hacer es volver a sus novelas, para aumentar mi admiración y seguir aprendiendo.

Comentarios

  1. Yo también pude disfrutar de las "Cinco horas con Mario" interpretadas por Lola Herrera. Descanse en paz, señor Delibes.

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  2. Hola Julio, me ha encantado leer tu post porque veo que hemos coincidido.
    Creo que somos una generación marcada por el Gran Escritor.
    Un beso enorme

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