«Corteo» y el Cirque du Soleil

Guy Laliberté, el creador del Circo del Sol (o Cirque du Soleil, como les gusta a sus responsables que se diga), es sin duda quien mejor ha sabido entender el célebre lema del mundo del espectáculo: «There's no business like showbusiness». Las cifras son en este sentido incontestables: en 1984, fecha de su fundación -anteayer, como quien dice-, había73 personas trabajando para la compañía. Hoy, la empresa cuenta con más de cuatro mil empleados en todo el mundo; de ellos, el veinticinco por ciento son artistas. Doscientas cincuenta ciudades han acogido alguno de sus espectáculos, y sus espectadores superan los cien millones. Tienen actualmente veintiún espectáculos en cartel, varios de ellos de manera permanente en ciudades como Las Vegas (está totalmente tomada por el Circo), Macao o Tokio.
Me maravilla la evolución de la compañía en algo menos de treinta años, teniendo en cuenta sobre todo que su origen es un grupo de artistas callejeros sobre zancos. En octubre de 2008 tuve la ocasión de viajar con mi amigo el fotógrafo Ángel de Antonio a Montreal, en Canadá, para visitar su sede; se trata de un lugar impresionante, no sólo por sus dimensiones sino por la organización y por la cantidad de gente que trabaja allí: cerca de dos mil personas de numerosas nacionalidades. El departamento de Prensa nos preparó un plan de trabajo tan exhaustivo como milimétrico, con una visita por los distintos departamentos (allí se crea todo el vestuario y se preparan todos los espectáculos en un espectacular, inmenso y modernísimo estudio) y con diversas entrevistas. Hablamos con una entrenadora artística, Caitlan Maggs; un cazatalentos, Philippe Agogué; el vicepresidente de creación artística, Pierre Phaneuf, y un artista, el mexicano Roberto Reyes, procedente de la gimnasia deportiva y que se estaba preparando para unirse al elenco de «Saltimbanco». También comimos en la lógicamente inmensa cantina; su sistema de reciclaje nos dejó admirados a Ángel y a mi, lo mismo que nos sorprendió la cantidad de lavamanos dispersos por todas sus dependencias (simplemente una curiosidad). 
Distribuir el trabajo artístico y técnico de la sede es un encaje de bolillos, pero la maquinaria del Cirque está perfectamente engrasada, y son impresionantes su sentido del orden y de la disciplina, así como su capacidad y rigor organizativos (lo he podido comprobar también en las dos o tres veces que he visitado por dentro sus instalaciones).
Esta precisión y exactitud organizativa y técnica es la base imprescindible sobre la que el Circo del Sol deposita el que es su principal caudal (así lo aseguran todos sus miembros): el talento artístico. Con esa columna vertebral levanta sus espectáculos. En Madrid acaba de estrenarse «Corteo», al que sólo se le puede poner un pero: sus precios (199 euros la más cara, 28 euros la más barata). Pero quien quiera y pueda pagarlo se encontrará con uno de los trabajos más hermosos de la compañía. Lo ha creado Daniele Finzi-Pasca, a quien se ha visto en Madrid en diversos montajes del Cirque Eloize, que ha viajado hasta el universo de creadores como Federico Fellini para dibujar un espectáculo lleno de poesía, de imaginación, de melancolía, evocador y mágico. Los personajes y las situaciones (el punto de partida es el funeral imaginado de un viejo payaso) son el bordado de los números circenses, alguno de ellos verdaderamente asombroso. Sobre «Corteo» he escrito ya un par de veces en ABC (enlaces: 1, 2), y solo quiero añadir, después de verlo por segunda vez, que es tan magnético como acariciador.

Comentarios

  1. Ganas infinitas tengo de poder disfrutarlo en Valencia en Junio!! :-)

    ResponderEliminar
  2. Estoy seguro de que te gustará, José Antonio. Gracias por leerme y por comentar

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares