Antonio Mingote

Podéis imaginaros todos la revolución que ha supuesto en ABC la muerte de Antonio Mingote, una persona vinculada al periódico desde hace casi sesenta años, que durante todo este tiempo ha estado enviando diariamente su chiste (en agosto los dejaba preparados, pero si había algún acontecimiento que requiriera de él enviaba un dibujo nuevo). No voy a glosar aquí sus virtudes, porque otros lo han hecho mucho mejor de lo que yo podría hacerlo. Sí diré que el calificativo de genio le corresponde a la perfección.
Apenas tuve trato con él; de hecho, solo le entrevisté en una ocasión, para recordar la figura de Edgar Neville; estaba junto a él Isabel Vigiola, su mujer, a quien Mingote había conocido precisamente cuando ella era secretaria de Neville. Pero sí guardo un bonito recuerdo de su generosidad; el día que le eligieron miembro de la Real Academia Española, en 1987, fui yo a cubrir la información de la elección. Mi texto encabezaba un especial que se hizo en ABC rindiéndole homenaje, con grandes firmas. Pocos días después, me llegó a la Redacción un sobre que me enviaba el propio Mingote, con un librito de chistes suyos y una breve dedicatoria: "Gracias, Julio Bravo". Me emocionó que una figura como él hubiera tenido el detalle de agradecerme mi información y de incluirme entre las, ya digo, prestigiosas firmas que adornaban aquellas páginas especiales.
El recuerdo a Mingote se ha empañado estos días, y no quiero dejarlo pasar por alto, por un encendido ataque del periódico La razón, y en especial de Alfonso Ussía, por quien tuve en el pasado una gran admiración y un gran afecto, hacia ABC. Se ha acusado a mi periódico de querer apropiarse de la figura de Mingote (tuvo una actividad leonardina, cierto, pero la columna vertebral de su trabajo y de su prestigio estaba en sus chistes en ABC), de presionar a determinadas personalidades para que no escribieran en La razón, y se publicó en portada (me parece, lo digo con todo el dolor, una actitud canallesca) una carta manuscrita que un quejoso e indignado Mingote escribió hace tres años al anterior consejero delegado de ABC, José Manuel Vargas, a costa de una renovación de las condiciones de su contrato. Alfonso Ussía aseguraba a propósito de dicha carta que Mingote estaba incómodo en ABC y que estaba pensando marcharse a La razón. Él era muy amigo del genial dibujante, así que él sabrá, pero en la carta ni mucho menos se decía eso, tampoco se insinuaba y, muchísimo menos, se podía deducir que su intención era marcharse a La razón. Hubo un intento (no sé si era un farol, porque Ussía, uno de sus urdidores, ha confesado que lo único que pretendía era lograr un nuevo acuerdo económico con ABC) de llevárselo a este periódico, y hubo una negociación con un acuerdo extraordinariamente favorable (pero de verdad extraordinariamente) para el dibujante.
Pero lo que más me irritó fue un twitter de Alfonso Ussía en el que aseguraba que ABC había manipulado la entrevista que mi compañero Antonio Astorga (que aparece en la foto en una de las múltiples entrevistas que le hizo a Mingote y que es un pedazo de pan y un excelente profesional) le hizo a su viuda, Isabel Vigiola, el pasado Jueves Santo, que yo edité y que ella conoció antes de su publicación. Mantuve a través de dicha red social un brevísimo diálogo con Ussía que creo, sinceramente, que se ha portado de manera inadmisible en todo este asunto, lo mismo que la dirección de La razón donde, supongo, más de un compañero se siente avergonzado (yo también me he avergonzado en ocasiones de informaciones u opiniones aparecidas en ABC, eso no significa deslealtad).
Todo esto quedará pronto, naturalmente, en anécdota, pero es, me parece, muy triste. Aunque más lo es la muerte de Mingote. Descansa en paz, genial compañero.

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