La bella y la bestia

En diciembre de 1999, hace ahora trece años, llegó a Madrid La bella y la Bestia. Era la primera incursión teatral de Disney, y hacía cinco años que triunfaba en Broadway, donde se estrenó el 9 de marzo de 1994 con Terrence Mann y Susan Egan (que dentro de unos días ofrecerá una clase magistral y un concierto en Madrid) como protagonistas. Con esta producción llegaba a nuestro país la productora que actualmente se llama Stage Entertainment (entonces Rock & Pop), y con ella la consolidación de un género que había despegado en España nuevamente de la mano del desaparecido Luis Ramírez. Stage apostó por los grandes montajes (la mayoría importados) y por la calidad como principal reclamo para el público: El fantasma de la ópera, My fair lady, Cats, Mamma Mia!, Los productores, Victor / Victoria, Chicago, Cabaret, Los miserables, El Rey Leon... son sus credenciales (creo no olvidarme de ninguno), que han hecho del teatro musical (luego llegaron otros que siguieron su estela) uno de los buques insignia de nuestra escena.

La bella y la bestia (que volvió a Madrid en 2007, con una nueva producción más pequeña creada por Disney para girar) está de nuevo en la escena española, con una gira que ha comenzado en Valladolid y tiene previsto seguir en Santander, Murcia, Córdoba, Sevilla, Bilbao, Tenerife, Valencia y Alicante, entre casi una veintena de ciudades.

La producción es la misma que en 2007. Con respecto a la origina escribí en su día que no desmerecía. Sí hay dos momentos en que no llega a la altura de aquella (el final del primer acto y la transformación de la bestia), pero son suficientemente espectaculares para seducir al público, lo mismo que el arranque, el número ¡Qué festín! y la escena de la taberna. Por contra, aventaja al original en una dirección de actores más humana y menos de dibujo animado. Todo ello la convierte en un espectáculo mágico y seductor.

Desde 1999 han cambiado mucho las cosas en el teatro español, y eso se nota en el reparto, muy completo y compacto. Ahora son muchos más los actores-cantantes-bailarines con una preparación extraordinaria, y si completar un reparto de garantías entonces era muy complicado, ahora lo complicado es elegir entre los distintos aspirantes a cada papel. Los que han escogido los responsables de La bella y la bestia son magníficos. El siempre magnífico Ignasi Vidal, uno de los grandes activos de nuestro teatro musical, ofrece su altura (física y artística) a una Bestia tan fiera como tierna, con una poderosa y brillante voz además. Talía del Val también posee la mezcla de dulzura y determinación que tiene el personaje, que canta con elegancia. Daniel Diges (Gastón) crece en cada montaje, y está perfecto en su fanfarrón personaje. Raúl Peña también brilla como el torpe y golpeado Lefou, e igualmente certeros están Enrique R. del Portal (Maurice), Frank Capdet (Din Don), Diego Rodríguez (Lumière), Moné (Sra. Potts), Marta Capel (Babette), Eva Diago (Madame de la Grande Bouche).

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