La entrega de Madrid
Rubén Buren, el autor de La entrega de Madrid, es bisnieto de Melchor Rodríguez, si no me equivoco. Su obra es una crónica de los últimos días de la guerra en Madrid, y el escenario, una casa ocupada por el grupo anarquista que lideraba el político, conocido como el Ángel Rojo, ya que salvó de la muerte a numerosos presos, y en la que están refugiados un grupo ideológicamente variopinto, con el único denominador común del deseo de supervivencia y el tutelaje de Rodríguez. El texto de Buren es, como no podía ser de otro modo, admirativo hacia la figura de su antepasado, y contrariamente a lo que suele verse en las obras y películas sobre la guerra civil , equilibrado. "Se puede morir por las ideas, pero nunca matar por ellas" dice el personaje de Melchor. En la obra se reflejan las tensiones habidas en los últimos días de la guerra entre comunistas y anarquistas, la tensión y el miedo vivido; se puede ver como en conflictos así aflora lo peor y lo mejor del ser humano, la crueldad, la cobardía, la valentía... Algunos de sus personajes son héroes, otros villanos, pero todos, sin excepción, son supervivientes y víctimas.
El propio autor dirige el montaje, realizado con escasos medios -economía de guerra- pero, al igual que tantos grupos que, también ellos, buscan la supervivencia dentro del complicado panorama teatral madrileño, con una entrega y una valentía también encomiables. El entusiasmo no siempre camina acorde con el ritmo del espectáculo, algo cojo en ocasiones, con interpretaciones desiguales, destacando, por su sinceridad y fortaleza, las de Antolín Romero (Melchor Rodríguez) José Emilio Vera (Celedonio) y Blanca Lara (Juana).
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