Mario Vargas Llosa

No recuerdo bien si era sábado o domingo. Por encargo de Luis María Anson, entonces director de ABC, fui al desaparecido teatro Espronceda, para entrevistar a Mario Vargas Llosa, que iba a estrenar allí una obra de teatro, «La Chunga», dirigida por Miguel Narros y protagonizada por Nati Mistral, Emma Suárez y Pepe Sancho. Conservo dos fotos de aquel día, que hizo mi compañero Pepe García, que me ayudan a refrescar la memoria. Eran los primeros días de noviembre de 1987 (lo sé gracias a la hemeroteca), yo estaba a punto de cumplir 24 años, y me presenté, de eso sí estoy seguro, muy tímido y temeroso (¡era Mario Vargas Llosa!) al director del teatro, Manuel Manzaneque, que me presentó al escritor y facilitó la entrevista en su despacho; no sé si antes o después de la charla vimos un pase de la obra, que seguí un par de filas detrás del autor.

«Largos aplausos de las apenas treinta personas que contemplaban el ensayo rubricaron el "Buenas noches, Mechita" con el que concluye "La Chunga" -escribí entonces en ABC-. Los actores, sobre el escenario, trataban de atisbar el rostro y la reacción de Mario Vargas Llosa, el autor. Era su primer encuentro con el montaje y había un marcado nerviosismo por ambas partes. Miguel Narros se acercaba a Vargas Llosa nada más encenderse las luces y preguntaba: "¿Estamos aprobados?" "Aprobados largamente", respondía el escritor peruano con una amplia sonrisa, que daba pie al suspiro aliviado de actores, director y demás responsables del montaje. La prueba de fuego había sido superada con éxito».

Gracias a mi amiga Mónica Tourón, que urdió el encuentro, he vuelto a ver un ensayo general de «La Chunga» a escasos metros de su autor y he podido charlar otra vez con él. Le llevé la foto de hace veinticinco años. «¡Qué divertido! -me dijo-, ¡que jóvenes estábamos los dos!» Y el magnífico Javier Naval nos hizo unas maravillosas fotos cerca del busto de Tirso de Molina en una de las salas del Español. Mientras esperábamos que empezara el pase de la obra, nos sentamos en uno de los veladores del bar del teatro a charlar. Hablar con Vargas Llosa es un placer. Su razonamiento y su dominio del lenguaje, unido a su exquisita educación y amabilidad convierten la conversación en toda una experiencia (podéis ver la entrevista aquí: http://www.abc.es/cultura/teatros/20130423/abci-vargasllosa-201304222103.html).

El del domingo fue el segundo ensayo general que veía Vargas Llosa del montaje de «La Chunga», que cuenta con dos cómplices del autor: Joan Ollé y Aitana Sánchez-Gijón. Con ellos compartió Vargas Llosa sus dos experiencias como actor: «Las mil noches y una noche» y «La verdad de las mentiras».«Joan es muy amigo -me dijo-. Aitana, él y yo formamos una especie de ménage à trois desde que trabajamos por primera vez. Yo tenía confianza total en él. No he estado aquí durante el proceso de ensayos, pero sí hemos tenido un contacto muy estrecho, muchas conversaciones, muchas cartas. Y antes de que empezaran los ensayos también muchas conversaciones tanto con Aitana como con Joan». De Aitana se deshizo en elogios; antes de verla, tenía ciertas dudas de su idoneidad para el personaje, una marimacho (así se la llama en la obra) alejada de su imagen tradicional. «Sin embargo, hace una interpretación que es soberbia, pero soberbia. Una transformación extraordinaria. Quizás no deba decirlo yo, pero me quedé muy conmovido ayer cuando la vi, fue una de las grandes sorpresas». Ella, dijo más tarde, «convierte el personaje en una trágica».

Del espectáculo hablaré otro día; adelanto ya que me pareció  magnífico, con un soberbio reparto: además de Aitana, Irene Escolar, Asier Etxeandía, Jorge Calvo, Tomás Pozzi y Rulo Pardo.


  

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