Carmen


No puedo recordarte más que riendo. Por todo. Con una risa transparente, desvergonzada, alegre... Como tú eras. Como sigues siendo. Me resisto a pensar que no volveré a oír tu risa. No tengo más que cerrar los ojos y recordarte. Apareces enseguida, tengo muy vivo tu recuerdo. Tengo muy vivo el sonido de tu risa. Fueron muchas nuestras charlas, nuestras confidencias, nuestras discusiones, nuestros llantos, también nuestros enfados y nuestros silencios. Pero en cada encuentro, el mismo abrazo estrecho, la misma mirada cariñosa, la misma voz arañada. Y la risa. Siempre la risa.

No puedo recordarte más que riendo. Ni quiero. Porque detrás de esa risa estaba una mujer generosa, vehemente, batalladora, incansable... Y hermosa. Detrás de esa risa ocultabas tus miedos, tus decepciones, tus frustraciones, tus disgustos, tus enfados... Detrás de esa risa estaba la amiga atenta, incondicional, desprendida.

No puedo recordarte más que riendo. Ni voy a hacerlo, Carmen. Porque el sonido de tu risa hace que este mundo sea un poquito más agradable. Te voy a echar de menos. Mucho. Un beso grande, amiga.Tqm

Comentarios

  1. Grande, Julio.
    Gracias por poner palabras a esta mezcla de tristeza, pena y gran incomprensión que nos ha calado tan hondo a todos.
    Almudena

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares